lunes, 15 de septiembre de 2008

Amenaza en los aires

Hace poco realice la traducción de todo un capítulo de un libro sobre teoría de composición musical. Aprendí conceptos que hoy me hacen pensar en las voces en términos de bajo, soprano, contralto, baritono y tenor. Hay voces muy bellas que no necesitan cantar para lucir. La voz de la chica que amas, la voz de la madre que te adora, la voz de alguien que te admira, las voces de los amigos que conviven contigo, y la voz de tu jefe diciendo que te han subido el sueldo y que ahora puedes salir más temprano. Pero hay voces que ni en Televisa o TV Azteca recibirían un miserable aplauso. Y ya es decir algo, porque vaya que le aplauden casi a todo. Tal fue el caso del tipo con voz de pito que contó la estúpida historia de su vida a su compañero de asiento - quien debería ganar un premio por la infinita paciencia demostrada. Estabamos a punto de aterrizar en una triste y lúgubre ciudad capital centroaméricana y los minutos previos al aterrizaje me parecían más eternos que diputado en primera fila escuchando el mensaje del Informe Presidencial de cuatro o cinco horas como antaño. A mi me gusta platicar, y platico mucho dadas las circunstancias adecuadas, pero no soporto los gritos. Y todos parecemos tener ese problema de sordera innata y necesidad de atención social cuando usamos el celular. El término "estoy hablando por celular" debería ser cambiado por "estoy gritando por celular". Es cierto. Sé frío y analiza tu comportamiento con el aparatito y el de tus amigos (su comportamiento, no sus aparatitos...) Ahora bien, la mayoría de las veces este es un comportamiento que puede pasar desapercibido porque si estás escuchando a la chica de la mesa de junto en tu café favorito hablar de las mil y una pendejadas de la semana, puedes sencillamente: a) cambiarte de mesa, b) asesinarla y salir corriendo, c) voltear a verla con mirada lasciva para ligartela. Con esto último lograras que baje su volumen porque en ese momento ella comenzará a hablar de ti, el pervertido de enfrente que no deja de mirarle sus piernas y todo lo que ellas sostienen. Los puntos anteriores también se pueden hacer en bares, restaurantes, antros y demás cuestiones que se ubiquen dentro de los dominios terrenales. Pero encerrado en una lata a diez mil pinches pies de altura, ninguna de las soluciones de arriba es aplicable sin lograr que a tu regreso a tierra un comando armado te tenga fichado para morir. La preocupación real aquí no es que alguien pueda hablar por teléfono desde un avión en pleno curso, pues esto se hace desde tiempos inmemoriales. La tecnología para ofrecer este servicio no ha variado con el paso de los eones. Afortunadamente el servicio es caro y por ello mucha gente pefiere entretenerse con la tele, la ventanillas, los cocteles, el catalogo duty-free o - como mi amiguito del que ya les comenté - platicando detalles personales a los cuatro vientos al sufrido compañero de fila. El sueño de cualquier adicto a la tecnología es no tener que desprenderse de esta, sea cual sea la circunstancia. ¿El Desierto de Gobi? "Chingada madre, queda en el Planeta Tierra, ¿no? Entonces debe tener conectividad inalambrica de alta velocidad. ¿Lata de sardinas voladora a varios decenas de kilometros por encima del nivel del mar? Es inconcebible que no tenga Internet tampoco. Y sin embargo, así ha sido por siempre. Hasta ahora. Recientemente American Airlines (AA) anunció que pondría Internet en sus vuelos. La compañía que contrató para que llevara a cabo la parte técnica de esta proeza dice que no habrá problema alguno. Muchos como yo, se espantaron al inicio imaginando el peor escenario: el novio enamorado conectado a su headset y escupiendo romanticismo via Skype con su amada a unos 40 grados de latitud lejos de él. O una madre preocupada dictando ordenes a los chamaquitos en casa y regañandolos a distancia por pura costumbre nomás. O un tipo mamón hablando con sus cuates sobre dónde va a ser la party una vez que aterrice. O una...ay Dios...hay tantas posibilidades desastrosas. Pero dado que en general las personas no nos sabemos comportar cuando tenemos la posibilidad de comunicarnos oralmente, los chicos que le trabajan a AA dieron con una ingeniosa solución para evitar partidas de madre de altura: desconectar el acceso a servicios de VoIP. VoIP es la tecnología que durante los últimos años ha hecho temblar a las empresas de telecomunicaciones tradicionalmente. Este concepto permite entablar enlaces de voz utilizando redes de datos, es decir, sin necesidad de pagar las jugosas rentas a las compañías propietarias de las redes telefónicas. Dado que el software hace magia y convierte tu voz a meros bits y bytes, pues se vuelve realmente barato utilizar estos servicios basados en VoIP. El miedo original para las compañías de aviación en cuanto a la instalación de un punto de acceso a Internet en su cabinas no radicaba en la etiqueta social sobre si estaría bien permitir que algunos pasajeros abusaran de sus nada melódicas voces y perturbaran el sueño o meditación de los demás. Hay la cuestión de la paranoia: ¿qué tal si un afamado hacker lograba infaltrarse en la red computacional del avión en cuestión y de esa manera lo controlaba para otro 11 de Septiembre o alguna idea peor? La solución vino no del lado técnico, sino del sentido común: pongan dos pinches sistemas diferentes. Y así lo hicieron. Y después de probar por muchas horas la idea, se lanzaron a lo que les acabo de comunicar: pronto tendrán acceso a Internet en pleno vuelo. Espero entonces sus comentarios desde el aire.

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